domingo, 20 de febrero de 2011

Capítulo 4 parte 1

Derek había permanecido callado desde que había hecho el comentario del caluroso clima, así que lo miré un segundo.
—¿Por qué estás tan callado? —le pregunté, pasando mi mano frente a su cara, ya que parecía estar en trance.
 Giró su cara y me miró con aire ausente, luego sacudió la cabeza como si sacara un pensamiento de su mente y me miró sonriente.
—Estaba pensando en tonterías. Dime ¿tienes problemas con la chica de allá? —Señaló a Rose, que ahora estaba trotando sin restarme atención.
Apreté los dientes y entrecerré los ojos.
—¿Tú no los tendrías después de que te hubiera humillado sin conocerte siquiera?
Derek se echó a reír.
—Alex, no pensé que fueras del tipo de persona a la que le importa o que digan chicas como esa —dijo Derek, sonriendo y viéndome como si le provocara ternura.
—Y no me importa, nunca me ha importado, es sólo que esa chica… Tiene algo que me hace querer matarla. No creo que lo pueda explicar, ni yo misma lo entiendo —dije, ahora sintiéndome como si estuviera loca.
Se echó a reír de nuevo, dejándose caer de espaldas en el suelo.
—Esto debe ser todo producto de tu cambio. Simplemente te has vuelto más abierta a tus propios sentimientos —sugirió Derek, pero yo negué con la cabeza.
—No, es que ella y Jack… —me quedé callada. Lo había dicho sin pensar. Derek se sentó y se puso repentinamente serio.
—¿Jack qué…? —preguntó, con un tono que no había escuchado en él jamás.
Me encogí de hombros y tragué saliva. No debí haber mencionado nada, pero era demasiado tarde para arrepentirse.
—Sólo… Es un poco raro ¿no? —dije, evitando la mirada Derek. A pesar de mi gran cambio reciente, si había algo que de verdad no quería cambiar era mi falta de vulnerabilidad. Quería seguir siendo tan fuerte como hasta ahora… o al menos aparentarlo.
Derek no contestó, se quedó en un repentino silencio que me hizo pensar que de verdad había tocado un tema prohibido. Giré mi vista hacia él un segundo; estaba mirando el suelo con cara de pocos amigos.
—Jack ha cambiado mucho. Siempre había sido callado y jamás había sido un gran hermano, pero hubo un evento… —Derek se volvió a quedar callado, dejándome con una duda en el estómago, como un vacio.
—¿Qué pasó? —insistí.
Él negó con la cabeza.
—No lo sé, no lo entiendo. Es que… hace dos años hubo una fiesta… —Se interrumpió y me miró a los ojos, con sorpresa y algo de recelo—. Prométeme que jamás vas a mencionárselo a Jack.
Asentí mirándolo a los ojos.
—Lo prometo —juré. Derek suspiró y su vista se perdió, posiblemente mirando a algún lugar lejano de su mente, trasportándose al pasado.
—Fuimos a aquella fiesta todos juntos. Mi padre, mi hermano y yo. Era un evento de no de los socios de mi padre, y su hijo y Jack se llevaban muy bien. No sé explicarlo, pero había algo raro en aquel tipo… Y esa noche Jack y él habían abandonado la fiesta, alegando que era aburrida.
”Jack no volvió esa noche, ni tampoco al día siguiente. Jack desapareció una semana con aquel chico. La policía los buscó, pero aparecieron hasta que ellos decidieron regresar, y cuando regresaron, Jack parecía ser la misma persona, pero no lo era… No sé cómo explicarlo sin parecer un loco, pero Jack da miedo ahora, y es como si le gustara el sufrimiento ajeno. Se ha vuelto incluso más críptico de lo que ya lo era, a veces se va durante todo el día y regresa hasta la madrugada. No sé que es lo que hace, pero no creo querer saberlo…
Su voz se desvaneció y se convirtió en silencio. Ahora entendía aún menos todo aquello. ¿Qué le había sucedido a Jack?
Fuese cual fuese la respuesta, yo sí quería saberla…

Ese día, al regresar de la escuela en el auto, la mirada de Jack por el retrovisor no me ponía tan nerviosa. Algo había cambiado en Jack desde que lo había visto en el almuerzo de la escuela, es decir, seguía dando miedo, pero ya no tanto, y ese aire familiar en él, aquello que me hacía sentir que ya conocía esos ojos había desaparecido.
Jack, a pesar de estar envuelto en el mismo misterio desde que lo había conocido, y aunque me seguí sintiendo pesada al estar cerca de él, ya no me parecía más una persona que yo hubiera visto antes o que me petrificara. Era simplemente un tipo misterioso y medio escalofriante.
Al llegar de vuelta a la mansión, la mesa enorme del comedor con los platos y cubiertos puestos en un extremo. Alfred sólo le indicó a las mucamas que nos sirvieran la comida. Esas mujeres no hablaban nunca. Me preguntaba si vivían en la mansión, ya que las encontraba limpiando diferentes lugares de vez en cuando, sin embargo era un lugar muy grande y con partes que no había aún explorado. Era bastante probable que hubiera cuartos para ellas. Eran cinco en total, pero no conocía más que sus rostros. Todas parecían tener veintitantos años.
Ese día al terminar de comer de dispuse a hacer la tarea en mi cuarto. Derek sugirió que la hiciéramos juntos y así podría ayudarme con la de francés.
Al terminar todo eran las cuatro de la tarde. Me estiré en mi asiento y bostecé.
¿Cuánto te falta? —le pregunté a Derek, que seguí concentrado tratando de resolver un solo problema.
—Un poco… Algunos sí tuvimos mate hoy —se quejó, recordando que gracias al discurso del directo mis clases de matemáticas habían sido eliminadas ese día.
Sonreí un momento y después suspiré. Me levanté de la silla.
—Tómate tu tiempo —le dije.
—¿Adónde vas? —preguntó, mientras yo caminaba hasta la puerta del cuarto.
—Quiero dar una vuelta en la mansión —dije, estirando los brazos hacia arriba.
—¿Por dentro o por fuera?
—Por dentro, obviamente. Afuera sólo hay plantas secas —respondí, dándome la vuelta hacia el pasillo, dispuesta a salir del cuarto.
—¡En realidad ya no está tan marchito! —gritó Derek desde la habitación. Escuché sus pasos apresurarse desde el cuarto hasta donde yo estaba. Me giré para verlo mientras se acercaba hasta mí y se paraba justo a mi lado, sonriendo—. No has observado el jardín últimamente ¿verdad?
Negué con la cabeza mientras fruncía el entrecejo con confusión. Derek asintió como si comprendiera algo.
—Eres del tipo de chicas despistadas —se echó a reír y yo lo miré con el sarcasmo expuesto en los ojos.
—Yo no soy despistada —negué, sintiéndome segura de que, por el contrario, era bastante observadora.
—¿Qué apuestas a ello? —dijo, arqueando una ceja y esbozando media sonrisa, lleno de confianza. Era la primera vez que lo veía poner una expresión así. Derek se veía muy atractivo cuando sonreía de esa manera, dejaba de verse tan inocente y aniñado como de costumbre.
—¿Qué apuestas tú? —lo reté.
—Un regalo, si pierdes me compraras algo, o incluso puedes ser mi esclava por una semana… Y si tú ganas, aunque no será así, yo haré lo mismo por ti, así que elige, un regalo o esclavo por una semana —ofreció.
—Ambas cosas —dije. Estaba segura de que sin el jardín hubiera mejorado yo lo habría notado, ya que lo veía al entrar y salir de la mansión.
—Que conste que tú fuiste la que eligió ambas cosas —dijo, mientras encogía los hombros sin dejar de sonreír.
Se dio la vuelta y camino hacia el lado opuesto del pasillo, hacia las escaleras. Lo seguí medio enfurruñada. Bajamos las anchas escaleras, cruzamos la sala de estar, las puertas de la mansión y finalmente tuvimos frente a nosotros el jardín de la mansión. Me quedé boquiabierta.
Acababa de perder una apuesta.

4 comentarios:

  1. Jajajaja qe chica taan despistadaa jeje O3O santto diOOs sera su esclava jaja qqe maal perOO me hisso reir ;) ees bastaantee para myy

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  2. gracias por comentar!! xD y de hecho tengo muchos planes para alex, su vida se va a volver un enrredo más que una pesadilla... espero que te guste la continuación ^^

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  3. Alechan, definitivamente prefiero el enredo divertido y las reacciones de Alex jejeje :D

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  4. jajajajaja a mí me divierte escribirlas jajaja XD
    que bueno que te agraden ^-^

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